Entroido Ribeirao
Parece que el carnaval gallego toma más fuerza a medida que deja el mar a sus espaldas. Las provincias interiores, Lugo –la mayor parte de su territorio– y Ourense cuentan con celebraciones que se han convertido en parte del patrimonio cultural de la comunidad. En la localidad lucense de Chantada encontramos uno de los ciclos del entroido más completos. El Entroido Ribeirao también sufrió períodos bajos a finales del siglo pasado hasta que se retomó a mediado de la década de los noventa en la feligresía de Santa María de Nogueira.
Aunque se dejó de practicar en muchas parroquias, en los últimos años ha vuelto con fuerza. Tanta, que las parroquias y lugares han entrado en competición por quién lleva los mejores personajes.
El ciclo del carnaval se prolonga durante cuatro días de festejos:
• Domingo Lambedoiro
Fecha que se encuentra muy relacionada con la gastronomía, un elemento fundamental del Entroido. También es conocido este Domingo como fareleiro o borralleiro ya que los que acudían a la fiesta se embadurnaban unos a otros con diversos productos ofertados por la madre naturaleza; también era común arrojar hormigas caballares con vinagre.
• Domingo Corredoiro (ou de sesaxésima)
Fecha en la que son comunes juegos de diversa índole además de alguna que otra representación teatral.
• Domingo de Entroido
O de quincuagésima, día propio de la festividad.
• Martes de Entroido
Fecha en la que Os Volantes invaden Chantada: llegados de la ribeira, van acompañados de numerosas comparsas. En este día también se produce el testamento de la máscara, acto en el que se repasa la vida de los vecinos de la zona; en la feligresía de Vilaúxe celebran el entierro del Santo Entroido, que simboliza la festividad en su conjunto, es introducido en una caja mortuoria de formica que posteriormente se cubre con hojas. Los volantes bailan alrededor de la caja fúnebre mientras el cura y el sacristán intentan resucitar al cadáver. Después de diversos requisitos le gritan: “¡sal de una vez! ¿qué, no quieres que haya fiesta?”; en este momento el Santo Entroido se levanta y dice: “tened la fiesta tranquilos que ya volveré para el entierro”, en este momento marcha para volver el Martes de Carnaval. En esta fecha es conducido al campo de la fiesta y se vuelve a introducir en la caja. Aprovechando el baile dos volantes emprenden la huída para no regresar hasta el año que viene. Esta es la forma como se representa el entierro del Santo Entroido.

Los personajes que componen el imaginario del entroido ribeirao son variados. Los principales son los volantes que dotan a la celebración chantadina de gran parte de su singularidad. Portan sobre la cabeza los famosos “puchos” que no son otra cosa que enormes gorros de los que se dice que tienen la forma de camarín de la Virgen. Se trata de estructuras muy pesadas, se estima que pueden llegar a pesar 15 kilos, tienen una estructura interna de madera hecha con palos de mimbre.


Estos relevantes personajes portan un cinto hecho en cuero, el de la parroquia de Santiago da Riba estaba realizado en cuero de cerdo por ter mayor duración, sobre el que penden un total de 24 campanillas (las “esquilas” de Manzaneda y Viana do Bolo) que se van alternando en función de su sonido; las de timbre grave, denominadas “machos”, y las de sonido agudo o “hembras”. Su papel o función es la de protagonista principal, anunciando la fiesta haya por donde van.
No hay comentarios:
Publicar un comentario